domingo, 2 de noviembre de 2008

NOTICIA

Adolescentes tienen una vida sexual activa, pero sin educación Contrariamente a lo que padres y maestros creen, los jóvenes bolivianos tienen sus primeras experiencias desde los 14 años, pero no se cuidan y aún les pesan los tabúes de los años 70.

Contrariamente a lo que los padres y maestros suelen pensar, los adolescentes bolivianos tienen una vida sexual activa, pero administrar su sexualidad les resulta muy difícil, pues carecen de educación e información oportuna y transparente, y libre de tabúes y estereotipos.
Fruto de ello, de las 510 mil mujeres entre 15 y 19 años de edad que se calcula existen en Bolivia, al menos 80 mil están embarazadas o son madres.
Miriam López, coordinadora del proyecto Adolescentes del Fondo de Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), explica que “en Bolivia el despertar sexual se realiza, en promedio, a partir de los 14 años”.
Daisy Flores, investigadora del Centro de Investigación, Educación y Servicios (CIES - Salud Sexual y Reproductiva), y Claudia Arroyo, coordinadora del Colectivo Juvenil Decide (organización de Católicas por el Derecho a Decidir), confirman la versión.
Prueba de ello, coinciden en decir las entrevistadas, cada día llegan hasta sus oficinas adolescentes embarazadas
Andrea Rojas, responsable del proyecto Embarazo Adolescente del UNFPA, comparte que en la elaboración de una investigación acerca del tema, realizó más de 30 entrevistas a jóvenes madres y padres que al momento tienen entre 15 y 18 años de edad.
Las charlas revelaron que en las zonas rurales, la edad de iniciación sexual puede ser mucho más temprana todavía, como el caso de Paola, quien quedó encinta cuando tenía sólo 13 años.
Flores aporta con los resultados de un trabajo desarrollado con grupos focales para estudiar la motivación de la iniciación. El hallazgo dice que los adolescentes varones lo hacen por curiosidad y presión del grupo.
“Yo también decía cosas como: ‘Si no vas con esa chica eres gay’ y otras por el estilo”, cuenta Pablo (18 años), quien será papá.
López también explica que los jóvenes ven en las relaciones sexuales una manera de encontrar afecto fuera del hogar, debido a un distanciamiento de las relaciones familiares, situación que va acompañada de la falta de una educación sexual adecuada.
Si bien los adolescentes saben y conocen sobre formas de protección y métodos anticonceptivos, no valoran bien la necesidad de emplearlos y tampoco reciben orientación correcta, transparente y oportuna al respecto.
“La falta de una comunicación adecuada por parte de la familia y los maestros sobre la reproducción y la vida sexual obliga a que los adolescentes, definidos como personas entre 15 y 19 años, busquen información en otras fuentes no adecuadas”, explica López.
Agrega que “en esta época es difícil que los jóvenes, que los niños y niñas, no conozcan del tema. Estamos en la era de la información, donde conseguir datos es fácil, rápido y barato, aunque sin control adecuado”.
Flores asocia la ausencia de educación con dos ideas: que el sexo sigue siendo un tema tabú en la sociedad y que los padres temen hablar de sexualidad con sus hijos. “Todo el tiempo los adolescentes reciben prohibiciones respecto al sexo, pero no explicaciones”, dice.
Arroyo considera que “hay una falla en la comunicación en la familia, (los padres) no llegan a decirles las cosas tal y como son y esto deja a los adolescentes sin preparación”.
Según el UNFPA, la información sobre sexualidad que reciben los adolescentes procede en un 80 por ciento de los maestros.
Sin embargo, por un dato que obtuvo la entidad Católicas por el Derecho a Decidir, se podría inferir que el contenido de sus mensajes no es el apropiado, pues la profesores creen que sus alumnos no mantienen relaciones sexuales. “Es como si se olvidaran que ellos también fueron chicos”, analiza Arroyo.
Es precisamente el manejo poco transparente, inexacto y casi clandestino de la información sobre la sexualidad lo que mantienen los índices de embarazo en adolescentes en lo mismos niveles que en la década de los 70.
Según el UNFPA, nueve de cada diez adolescentes saben de la existencia de los condones, pero sólo dos de ellos los utilizan.
Asimismo, la falta de educación provoca la aparición y reproducción de mitos que derivan en más y nuevos embarazos no planificados. “Muchos de los muchachos con los que hablamos en la institución en los últimos años creen que si tienen relaciones sexuales una sola vez, no pasará nada”, afirma Daisy Flores.
Otro de los mitos, alimentado por la cultura machista en la sociedad boliviana, es el de fomentar el despertar sexual del varón, mientras que se presiona a la mujer para mantener su virginidad.
Según los expertos, esta situación será difícil de cambiar. “Es un problema social y como tal tarda al menos dos generaciones en ser alterado. Para ello hay que romper paradigmas y creencias fuertemente arraigadas en la mentalidad colectiva del país”, considera López.
Una de las pruebas de sus declaración se registra mediante cifras. La tasa de fecundidad de Bolivia es de 3,9 hijos por mujer en el área urbana y 5, 9 en el área rural, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2003 del Instituto Nacional de Estadística (INE), datos que se registran de manera constante desde hace casi 40 años.
Del mismo modo, la proporción de alumbramientos de mujeres entre 15 y 19 años de edad se mantiene igual desde 1970, cuando nacían 84 niños por cada mil adolescentes, aunque la cantidad total es mayor, considerando el incremento en el número de habitantes a nivel nacional.
“Tenemos una población muy joven en Bolivia, que también genera más infantes a corta edad debido a que la situación que fomenta el embarazo continúa sin visos de cambio”, advierte López.
Una adolescente que fue madre no se embaraza una sola vez. Según estudios del UNFPA, se estableció que la joven vuelve a quedar encinta debido a que sigue sin educación sexual adecuada, fomentando la creación de un círculo vicioso.

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